Japón es el tercer mayor consumidor de café en el mundo, según la Organización Internacional del Café, solo por detrás de la Unión Europea y Estados Unidos. En 2020/21, el país importó cerca de 7,4 millones de sacos de 60 kg de café verde. La relación de Japón con el café tiene raíces profundas, desde la apertura del primer kissaten en la década de 1880 hasta la llegada de la cultura del café de la tercera ola en los años 2000.
Aunque la mayoría del café es importado, una pequeña parte del país se encuentra dentro del Cinturón del Café, lo que le permite tener condiciones adecuadas para el cultivo. En las islas de Okinawa, situadas a unos 26 grados al norte de los Trópicos, existen alrededor de 30 haciendas que producen pequeñas cantidades de café verde. El café de Okinawa, aunque limitado en volumen, ha ganado reconocimiento por sus características únicas.
Para conocer más sobre el proceso de producción del café de Okinawa, hablé con varios agricultores locales que compartieron su experiencia y conocimiento sobre este cultivo especial.
Historia del Café de Okinawa y su Producción en Japón
El cultivo de café en Japón comenzó alrededor de 1876 en las islas Ogasawara, un archipiélago subtropical a unos 1000 km al sur de Tokio. La idea de introducir el café en Japón fue propuesta por el samurái y almirante Enomoto Takeaki, quien sugirió al gobierno del emperador Meiji iniciar plantaciones en esas islas. Como resultado, 500 plántulas fueron enviadas desde los Países Bajos y plantadas en las haciendas locales.
Seis años después, las primeras plantas de café llegaron a Okinawa, pero los esfuerzos iniciales no tuvieron éxito debido a la falta de experiencia técnica y apoyo financiero. Con el tiempo, a principios del siglo XX, muchos trabajadores japoneses emigraron a Brasil para trabajar en plantaciones de café, lo que les permitió aprender más sobre el cultivo.
Algunos de estos trabajadores regresaron a Japón con nuevos conocimientos, lo que ayudó a mejorar la producción de café. Hoy en día, los cafetos en Okinawa tienen vínculos genéticos con variedades brasileñas, y el café de Okinawa es conocido por su origen único y su historia ligada a la migración y la experiencia adquirida en Brasil.
Perfil del Café de Okinawa: Producción y Variedades Cultivadas
Inicialmente, la producción de café de Okinawa no era un negocio rentable y se consideraba más un pasatiempo que una fuente de ingresos. Sin embargo, a lo largo de los últimos 120 años, ha crecido lentamente, y hoy en día existen alrededor de 30 explotaciones cafeteras en las islas de Okinawa. La mayor parte de estas se encuentran en la región de Yanbaru, en la isla principal, aunque también hay cultivos en otras islas cercanas.
El café de Okinawa se cultiva principalmente a la sombra, junto con otras plantas tropicales como mangos y plátanos. Este café se produce a altitudes bajas, generalmente entre 150 y 500 metros sobre el nivel del mar.
Takuyuki Matayoshi, presidente de Matayoshi Coffee Farm en Yanbaru, comenta que en su finca se cultivan exclusivamente plantas de Arábica, principalmente la variedad Bourbon Amarillo y algunas de Bourbon Rojo. Además, menciona que Yellow Mundo Novo es otra variedad común en Okinawa.
La cosecha de las cerezas de café suele realizarse entre octubre y abril, y la mayoría de las haciendas procesan el café en el mismo lugar. En Matayoshi Coffee Farm, se utilizan mayoritariamente procesos naturales y honey, aunque también se experimenta con otros métodos de procesamiento según las necesidades.
Café de Okinawa: Un Producto Único con Potencial de Alta Calidad
Aunque Okinawa no es una gran región productora de café, su clima y terreno únicos brindan un potencial notable para producir granos de excelente calidad. Las condiciones especiales de la isla influyen en los sabores del café de Okinawa, y algunos tostadores afirman que cada cosecha tiene un perfil diferente. Además, varios productores están comenzando a utilizar métodos de procesamiento experimentales para mejorar la calidad de sus granos.
Yoshiyuki Nakamura, propietario de Mame Porepore y subcampeón en el Campeonato Mundial de Tueste de 2018, señala que cada año disfruta de los nuevos sabores que ofrece el café de Okinawa. A su juicio, la producción aún está en desarrollo, pero los conocimientos y habilidades de los agricultores continúan mejorando con el tiempo.
Por su parte, Takuyuki Matayoshi describe al café de la región como suave y fácil de beber, con notas de té negro y un regusto limpio y refrescante. Además, debido a que se cultiva a altitudes muy bajas, los granos son más blandos, lo que influye en su proceso de tostado. Sin embargo, los desafíos climáticos, como los tifones, pueden afectar severamente las cosechas, reduciendo los rendimientos y dificultando la venta del producto.
A pesar de estos obstáculos, el café de Okinawa puede alcanzar precios altos, llegando a costar hasta 4300 yenes (aproximadamente US $32) por 100 gramos, lo que limita su accesibilidad para los consumidores locales. No obstante, el interés por parte de cafeterías y tostadores en Tokio y otras regiones está creciendo.
El Agroturismo y el Café de Okinawa: Una Nueva Oportunidad para las Haciendas
Okinawa, conocido destino turístico, ha visto cómo algunas de sus haciendas cafeteras se han transformado en negocios de agroturismo. Estas haciendas ofrecen visitas guiadas, e incluso algunas proporcionan alojamiento para los visitantes. Esta actividad se ha convertido en un componente importante para diversificar los ingresos de los agricultores, especialmente cuando las cosechas de café de Okinawa no cumplen las expectativas.
Takuyuki Matayoshi comenta que las haciendas invierten en la organización de visitas guiadas, lo que les permite reinvertir las ganancias en la producción del café de Okinawa. Estas experiencias permiten a los visitantes conocer de cerca el proceso de cultivo y procesamiento del café, así como el esfuerzo involucrado en cada taza. Además, Takuyuki y su equipo también imparten talleres educativos para fomentar una mayor conciencia sobre el café.
Sin embargo, durante la pandemia, el turismo en Okinawa sufrió una drástica disminución, lo que afectó la economía de las haciendas. A pesar de los desafíos, el agroturismo sigue siendo una herramienta clave para los productores, ayudándoles a mantenerse a flote en tiempos difíciles y ofreciendo una oportunidad para que los visitantes aprecien el trabajo detrás del café local.
El Café de Okinawa en el Escenario Internacional: Desafíos y Oportunidades
Aunque la producción del café de Okinawa enfrenta varios desafíos, el principal es la limitada escala. Con solo 30 haciendas en la isla, es difícil que el café de Okinawa se convierta en una oferta global significativa más allá de su nicho actual, que combina cultivo y agroturismo.
Para mejorar su visibilidad internacional y compartir sus conocimientos únicos, algunos agricultores han establecido la Asociación del Café de Okinawa, con sede en la Universidad de Ryukyus. Fundada en 2014, la asociación se dedica a la investigación, así como a la organización de seminarios y talleres para promover el café de Okinawa y apoyar a los productores locales.
La misión de la asociación es optimizar las prácticas agrícolas en la isla y obtener un mayor apoyo técnico y financiero del gobierno japonés. Además, fomenta que los agricultores no solo cultiven y procesen su café, sino que también se encarguen de su comercialización y venta, con el fin de fortalecer la economía local.
En 2020, la asociación organizó la primera Cumbre del Café de Okinawa, donde productores locales y caficultores de Taiwán intercambiaron conocimientos y establecieron contactos. Este evento busca contribuir a una producción más rentable y a una mayor presencia internacional del café de Okinawa.
El Futuro del Café de Okinawa: Desafíos y Posibilidades. Aunque Japón nunca podrá satisfacer todo su consumo de café con producción nacional, el café de Okinawa merece atención por sus características únicas. En los próximos años, el respaldo de organizaciones como la Asociación del Café de Okinawa podría permitir que las islas encuentren su propio nicho en el mercado agrícola.
A pesar de los desafíos asociados con el cultivo en las islas, los productores de café de Okinawa demuestran una notable resistencia e innovación. La calidad sigue siendo una prioridad, y los esfuerzos experimentales continúan.
Como señala Yoshiyuki Nakamura, “lo mejor del café de Okinawa es cómo crecerá y se desarrollará en el futuro”. Aunque el camino por delante aún es incierto, el potencial del café de Okinawa para evolucionar y destacarse en el mercado es prometedor.