Cuando piensas en República Dominicana, probablemente lo primero que te venga a la mente sea una isla paradisíaca con hermosas playas. Sin embargo, es posible que el café no sea lo que consideres de inmediato. La industria cafetera del país tiene raíces profundas, con plantaciones que datan del siglo XVIII, siendo uno de los cultivos tradicionales de exportación durante mucho tiempo.
A pesar de que una gran parte del café producido en República Dominicana se exporta, el consumo interno es notablemente elevado. Esto ha creado la necesidad de importar café de otros países y mezclarlo con el grano local para satisfacer la demanda.
Para profundizar en el panorama de la industria cafetera dominicana, conversé con dos empresarios del país que se dedican a promover la calidad y fomentar la educación en torno al café, con el objetivo de posicionar a República Dominicana como un origen reconocido a nivel mundial. Sigue leyendo para descubrir sus perspectivas.
La industria cafetera en República Dominicana: Historia y desafíos actuales
La República Dominicana es tanto un productor destacado como un consumidor apasionado de café. Las primeras plantaciones de este grano se establecieron alrededor del año 1735, cuando colonos españoles y franceses introdujeron el cultivo, aportando sus conocimientos y preferencias a las prácticas de cosecha.
El café ha sido, durante mucho tiempo, uno de los principales productos agrícolas destinados a la exportación junto con el cacao, la caña de azúcar y el tabaco. Además, el sector forma parte del atractivo turístico del país, con recorridos que muestran el proceso de producción, desde los cafetales hasta la molienda y tueste. Los principales mercados de exportación del café dominicano incluyen Estados Unidos, Japón, Italia y varios países europeos.
En el país se cultivan principalmente variedades de Coffea arabica, siendo las más comunes Typica y Caturra, mientras que el café Robusta solo representa un pequeño 1% de la producción total. El 98% del café dominicano se procesa mediante el método de lavado, aunque algunos productores han comenzado a adoptar métodos como el natural y honey.
Un momento crítico para la industria cafetera del país fue el brote de roya que afectó a Centroamérica en 2012, lo que provocó una caída drástica en la producción. Según el Consejo Dominicano del Café (CODOCAFÉ), las exportaciones disminuyeron un 84%, llevando a muchos productores a dejar el cultivo del café en favor de actividades más lucrativas como el turismo. De los 50 mil caficultores registrados en 2007, hoy solo quedan 28 mil.
Para enfrentar esta crisis, CODOCAFÉ implementó un programa de renovación de cafetales con variedades resistentes a la roya. Gracias a estas iniciativas, la producción alcanzó los 165 000 quintales en 2019. Además, en 2018, la CEPAL, INDOCAFE y el Consejo Nacional para el Cambio Climático lanzaron un proyecto para mitigar los efectos del cambio climático sobre la industria cafetera dominicana, proponiendo estrategias que buscan mejorar la competitividad de manera sostenible.
Iniciativas educativas para fortalecer la industria cafetera en República Dominicana
Con el objetivo de impulsar la industria cafetera en el país, el Estado creó en el año 2000 el Instituto Dominicano del Café (INDOCAFE o CODOCAFÉ), una entidad pública destinada a desarrollar y regular las políticas del sector.
Jairon Francisco, ingeniero y fundador de Café Maguana, una marca social de café dominicano, relata que en 2017, junto a CODOCAFÉ y un equipo de expertos, comenzaron a planificar la creación de un espacio de educación pública. Sin embargo, debido a un cambio en la dirección de la institución ese mismo año, el proyecto quedó en manos de los colaboradores originales, quienes decidieron no abandonarlo.
Así nació la Escuela de Café, un espacio diseñado para “empoderar, inspirar y expandir el mercado del café de alta calidad en la República Dominicana”. A través de eventos, programas educativos y de investigación, buscan beneficiar al sector cafetalero.
Inicialmente, comenzaron con talleres introductorios sobre el mundo del café. Con el tiempo, añadieron más capacitaciones, como talleres de cata, preparación con métodos alternativos y barismo.
La Escuela de Café se enfoca en tres grupos clave: consumidores, dueños de cafeterías y profesionales del café, así como caficultores. Según Jairon, han impartido talleres en varias localidades del país, siendo Santiago y Santo Domingo los principales puntos de formación, donde cuentan con un espacio físico.
En los últimos tres años, más de 3 mil personas han recibido capacitación directa en estos programas. “Indirectamente, estas personas también difunden lo aprendido”, afirma Jairon, contribuyendo al crecimiento de la industria cafetera en la región.
El consumo local y las importaciones en la industria cafetera de República Dominicana
Aunque la República Dominicana tiene una larga tradición cafetera, hasta hace poco no existían proyectos centrados en el café de especialidad. Coral de Camps, fundadora de Gente de la Isla, la primera tostaduría de café de especialidad del país, recuerda que su meta era incorporar café de alta calidad en la vida diaria de los dominicanos. “Quería que la gente conociera el verdadero café de su tierra”, afirma Coral.
El proyecto surgió cuando, estando en París, Coral probó por primera vez un café dominicano que la sorprendió. “Nunca había bebido un café así en República Dominicana, por eso no solía tomar café”, comenta. Este descubrimiento la motivó a cambiar la percepción del café local en su propio país.
Sin embargo, Coral señala que hay un déficit significativo de café en la República Dominicana. La demanda local supera con creces la producción nacional, lo que obliga a las empresas a importar café de otros países. Entre 2014 y 2019, el país gastó USD 233.4 millones en importaciones de café, mientras que solo exportó el equivalente a USD 60.9 millones. De cada 10 tazas de café consumidas en el país, solo 4 son de origen dominicano; el resto proviene de países como Colombia, Brasil y Honduras.
Coral también destaca la fuerte lealtad de los dominicanos hacia las marcas tradicionales de café, que en su momento utilizaban únicamente granos locales. Sin embargo, con la inclusión de granos importados, el sabor del café ha cambiado. A pesar de ello, las generaciones mayores continúan siendo fieles a esas marcas, ya que crecieron con ellas.
Esta lealtad plantea un reto para los nuevos emprendimientos en la industria cafetera, como la marca de Coral. “Muchas personas no recuerdan que el café proviene de una planta ni que detrás de cada taza hay una cadena de valor: desde el caficultor hasta el tostador”, explica, subrayando la importancia de reeducar a los consumidores sobre el esfuerzo y dedicación detrás del café dominicano.
Hábitos de consumo de café en el hogar y en el trabajo en la industria cafetera dominicana
En la República Dominicana, el café es una parte fundamental de la rutina diaria, y la mayoría de los consumidores lo disfrutan en casa. “En las zonas rurales, el café de colador era muy popular”, explica Jairon Francisco, pero hoy en día, el método más utilizado en el país es la cafetera italiana o moka.
En cuanto a los gustos, los dominicanos suelen preferir un café con mucho cuerpo y sabores intensos. Jairon señala que se valoran los cafés con notas achocolatadas y especiadas, baja acidez y un perfil oscuro. Aunque el café dominicano es naturalmente frutal, los consumidores tienden a buscar esas notas más robustas y complejas.
Coral de Camps añade que el consumo en los lugares de trabajo también es muy habitual. “Muchos prefieren tomar café en sus oficinas, y nosotros vendemos bastante para este tipo de espacios”, comenta. La cultura de oficina incluye varias pausas para café durante el día, y es común encontrar estaciones de café en los entornos laborales.
El hábito de disfrutar del café en el trabajo se ve favorecido por el hecho de que, en República Dominicana, la mayoría de las personas se movilizan en automóvil, lo que hace menos práctico salir a una cafetería. Esto refuerza la importancia de tener acceso al café directamente en los espacios de trabajo, un fenómeno que refleja la gran presencia del café en la industria cafetera local.
Desafíos de las tiendas de café en la industria cafetera dominicana
Cuando hablamos de cafeterías en República Dominicana, Jairon Francisco aclara que tradicionalmente no se trataba de espacios dedicados principalmente al café. “Aquí una cafetería solía ser un lugar donde se vendían empanadas, sándwiches y algo de comida, con café en un termo que pasaba todo el día allí”, explica. Sin embargo, quienes trabajan en el sector del café de especialidad están buscando cambiar esa percepción, fomentando una cultura donde las tiendas se centren en ofrecer café de alta calidad como protagonista.
El fuerte arraigo del consumo de café en casa hace que sea difícil para los emprendedores desarrollar y sostener coffee shops. Según Jairon, se ha intentado introducir este tipo de establecimientos en las ciudades desde los años 80 y 90, pero con poco éxito. Las dificultades son aún mayores para los locales dedicados al café de especialidad, en comparación con las grandes cadenas.
Coral de Camps añade que la marcada brecha social también limita el crecimiento del sector. “La calidad del café es algo que solo un grupo reducido de personas con más recursos considera importante”, lo que reduce aún más la base de clientes para las tiendas especializadas.
Otro reto para los propietarios de coffee shops es la adquisición de los equipos necesarios, como las máquinas de espresso, que representan una inversión significativa. Muchas tiendas dependen de las empresas proveedoras de café para obtener estos equipos y su mantenimiento. Coral explica que, dado que su empresa, Gente de la Isla, solo ofrece café tostado, les resulta difícil competir con las grandes empresas que proporcionan tanto el café como el equipo. Este modelo de negocio supone una barrera importante para los pequeños emprendedores que quieren dedicarse al café de especialidad en la industria cafetera dominicana.
Impulso del consumo de café local en la industria cafetera dominicana
Para Jairon Francisco y Coral de Camps, promover el café de especialidad en la República Dominicana va más allá de la calidad técnica; se trata de resaltar toda la cadena de valor detrás del grano. Coral enfatiza que el café de especialidad no solo debe cumplir con altos estándares, sino también conectar a los consumidores con su origen. “Es un café que te lleva a la finca, al terruño, porque tostar toma 20 minutos, pero producir el café le toma la vida a los caficultores”, comenta.
Motivado por esta misma visión, Jairon fundó Café Maguana en abril de 2017, tras años de investigación. Su idea original era abrir una cafetería que ofreciera café dominicano de distintos orígenes, pero pronto se dio cuenta de que en el país no había nadie que trabajara el café de manera artesanal o científica. “Me di cuenta de que en lugar de abrir una cafetería, debía enfocarme en crear una marca con estos conceptos”, explica.
La expansión de las tiendas de café no solo impulsa el consumo, sino que también fomenta la educación de los consumidores. Jairon observa que quienes frecuentan estos espacios buscan más que una simple taza de café; quieren aprender y formar parte de una cultura creciente. “Diría que más del 60 o 70% de los clientes son consumidores conscientes y educados”, señala.
Coral, quien dirige su propia tienda Gente de la Isla y abastece a otras cafeterías en Santo Domingo, cree que la apertura de tiendas especializadas ha despertado el interés de los consumidores en experiencias más completas, como la del barismo. “Ahora que los clientes descubren que el café va más allá de lo que conocían, empiezan a exigir más especialización”, concluye. Así, la industria cafetera local sigue evolucionando, con un enfoque en la calidad y la conexión con sus raíces.
A pesar de que el consumo de café en República Dominicana es notablemente alto, diversos profesionales están dedicados a promover el café producido localmente y revitalizar un sector que históricamente ha sido clave para la economía del país.
Aunque la producción de café ha enfrentado desafíos como el cambio climático y el brote de roya, que llevaron a una crisis en el sector, la introducción de nuevas variedades de café, tanto importadas como híbridas, ofrece esperanzas para la recuperación. Estas innovaciones podrían revitalizar los cafetales y contribuir positivamente a la industria cafetera.
Los espacios educativos formales y las cafeterías juegan un papel crucial en la formación de consumidores y profesionales del sector. Estos espacios no solo promueven el consumo de café de alta calidad, sino que también fomentan la experimentación en el hogar y en las oficinas, los principales lugares de consumo de café en el país. La curiosidad de los consumidores y la variedad de ofertas locales serán claves para motivar a los dominicanos a optar por los sabores de su tierra y fortalecer la industria cafetera.