A primera vista, una taza de café filtrado puede parecer idéntica a un americano servido en una tienda de café. Sin embargo, en realidad, estos dos tipos de café son notablemente diferentes y no podrían ser más distintos.
La diferencia principal es bastante sencilla de entender: mientras que el café americano se elabora añadiendo agua caliente a una base de espresso, el café filtrado se prepara utilizando un método completamente distinto. En el caso del café filtrado, el agua caliente pasa a través del café molido y un filtro, extrayendo los sabores de una manera única. Para profundizar en estas diferencias, hablé con dos baristas expertos quienes compartieron sus conocimientos y experiencias sobre cómo se preparan y se disfrutan estas dos populares bebidas.
¿Qué es un americano?
Un café americano se elabora diluyendo un espresso con agua caliente. Aunque no hay una guía específica que indique la cantidad exacta de agua que se debe usar, hay algunas sugerencias generales. Por ejemplo, algunas personas consideran que una proporción de 1:2 de espresso y agua es un estándar aceptable para un americano.
Sin embargo, otros prefieren una versión más “corta” con una proporción de 1:1. En la práctica, las tiendas de café pueden variar considerablemente esta proporción, llegando incluso a utilizar una relación de 1:15, dependiendo tanto de la intensidad del espresso como de las preferencias de sus clientes.
En Australia y Nueva Zelanda, existe una bebida similar llamada “long black”, que utiliza los mismos ingredientes que un americano, pero con un método de preparación diferente. Mientras que en un americano se vierte agua caliente sobre el espresso, en un long black se vierte el espresso sobre el agua caliente.
Es importante tener precaución al pedir un americano en Italia, ya que los términos italianos para un americano (caffè americano) y café filtrado (caffè all’americana) son bastante similares, lo que puede causar confusión.
Una historia popular sobre el origen del café americano, aunque no confirmada, sugiere que fue creado por baristas italianos para satisfacer a los soldados estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Estos soldados encontraban el espresso italiano demasiado fuerte y amargo, ya que estaban más acostumbrados al café filtrado que se servía en Estados Unidos.
Para satisfacer los gustos de sus clientes, los baristas comenzaron a servir espresso diluido con agua caliente, creando una bebida más suave y accesible para aquellos que no estaban acostumbrados al fuerte sabor del espresso. En la actualidad, si pides un “café negro” en los Estados Unidos, probablemente recibirás una taza de café negro filtrado.
Sin embargo, en el Reino Unido, los restaurantes y tiendas de café podrían interpretar tu pedido como un americano, que es básicamente un espresso diluido con agua caliente.
Un ejemplo destacado en el mundo del café es Tibor Hámori, el barista principal en el renombrado Gerbeaud Café en Budapest, una institución que ha estado en funcionamiento durante más de 160 años. Tibor explica: “Yo preparo un espresso doble y luego agrego agua filtrada a una temperatura controlada de 75 °C para alcanzar el equilibrio perfecto”.
Utiliza una proporción de 1:2, lo que significa que por cada 34 gramos de espresso, añade 68 gramos de agua caliente. Esta técnica asegura que la bebida mantenga un sabor equilibrado y una textura agradable para los consumidores.
¿Qué es un café filtrado?
El espresso se elabora forzando el agua caliente a través de una molienda fina de café a alta presión y de manera rápida. En contraste, el café de filtro se prepara vertiendo agua caliente sobre la molienda de café y dejando que el líquido resultante gotee lentamente a través de un filtro, permitiendo una extracción más suave y controlada.
Cole Torode, quien ha ganado el campeonato de barismo de Canadá en dos ocasiones y ha sido finalista del campeonato mundial de barismo en dos oportunidades, desempeña un papel fundamental en el mundo del café. Además de ser comprador en Forward Specialty Green Coffee, es director en Rosso Coffee Roasters, una reconocida cafetería en Calgary, Alberta, Canadá.
Torode explica que “el café filtrado se elabora utilizando una receta específica diseñada para ese tipo de café en particular, con el fin de lograr una intensidad y una extracción que resalten su expresión individual”. Los resultados pueden variar significativamente dependiendo de factores como el origen del café, la variedad y el método de procesamiento utilizado.
Añade que existen diversas proporciones y métodos de extracción que pueden ajustarse para modificar el sabor del café filtrado. No hay una receta o proporción única que deba seguirse estrictamente, y aunque se puede disfrutar con leche, esto podría enmascarar los sabores más delicados del café.
Tibor destaca la importancia del equipo utilizado en la preparación del café, señalando que “es posible preparar tu café filtrado con un AeroPress, un V60, un Kalita, entre otros. Cada equipo diferente puede dar lugar a una taza de café con características distintas”.
Entonces, ¿cúal es la diferencia?
Para simplificar, un café americano se obtiene diluyendo un espresso con agua caliente, mientras que un café filtrado se prepara utilizando una receta específica e intencional para ese tipo de café”, dice Cole.
Cole también menciona que, en su experiencia, muchos clientes suelen asumir que un americano es “más fuerte” que un café filtrado. Sin embargo, la concentración y la intensidad de ambas bebidas dependen en gran medida de la proporción de extracción utilizada para cada una y de la cantidad de agua añadida al espresso en el caso del americano. Esto significa que un americano puede variar considerablemente en su intensidad, dependiendo de cuánta agua se añada para diluir el espresso.
Además, hay otras diferencias que vale la pena considerar. Por ejemplo, el método de preparación de un café filtrado puede implicar diferentes tipos de equipos y técnicas, como el uso de un AeroPress, una Chemex o un V60. Cada uno de estos métodos puede influir en el perfil de sabor final del café, permitiendo una mayor personalización y control sobre el resultado final. Por otro lado, el café americano es más consistente en su preparación, ya que simplemente implica agregar agua al espresso.
Estas variaciones no solo afectan la intensidad y el sabor, sino también la experiencia general de beber el café, haciendo que cada método tenga sus propias ventajas y características distintivas.
Cafés diferentes, Métodos diferentes
Históricamente, los tuestes más oscuros se han asociado con la preparación de espresso, mientras que los tuestes claros y medios son más comúnmente utilizados para el café filtrado. Esta distinción se debe a las diferencias en los métodos de preparación y a cómo se extraen los sabores de los granos de café.
Cole explica que “la mayoría de las tiendas de café, por defecto, preparan el americano utilizando el espresso de la casa”. Sin embargo, cuando se trata de café filtrado, “es posible que ofrezcan un menú del cual los clientes pueden elegir, proporcionando una gama más amplia de experiencias y opciones disponibles”. Esto permite a los clientes explorar una variedad de perfiles de sabor y orígenes de café.
Para el café filtrado, Cole recomienda usar granos de Kenia debido a su alta acidez. Aunque puede no ser el más fácil de preparar como espresso, ya que la acidez se destaca de manera más intensa, es más probable que sea más fácil de suavizar y aclarar cuando se prepara como café filtrado. Esta acidez proporciona una vivacidad y complejidad que puede ser muy agradable en una taza de café filtrado.
Además, Cole menciona que no existe una receta o proporción estricta para preparar un americano, y el volumen final de la bebida es generalmente una decisión de cada tienda de café. Por ejemplo, algunas tiendas pueden preparar un americano agregando 40 gramos de espresso líquido a 250 mililitros de agua. Rara vez cambian esta receta, ya que están obligadas a mantener un tamaño consistente de la bebida para sus clientes.
Tibor destaca que las características más sutiles de un café se pueden mostrar mejor mediante el café filtrado. “Yo prefiero cafés más afrutados y más interesantes para el filtro; suelo elegir un buen café lavado de Etiopía, Kenia, Guatemala o Panamá”, afirma. Estos cafés tienden a tener menos cuerpo y un poco más de acidez, lo que permite percibir notas de té y frutas dulces y maduras en la taza.
Para el espresso y, por ende, para el americano, Tibor prefiere utilizar cafés con sabores dulces y achocolatados, que también tengan un cuerpo más pesado, como los cafés naturales de Brasil, Colombia o Etiopía. Esto asegura una bebida rica y equilibrada, adecuada para disfrutar como americano.
La Consistencia improta
Cole cree firmemente que el espresso, y por ende el americano, presenta un gran desafío cuando se trata de estandarizarlo o mantener un control constante sobre su calidad. “Considero que el espresso es uno de los tipos de café más difíciles de preparar de manera consistente y con un estándar de alta calidad”, afirma.
El espresso es un método de extracción extremadamente volátil, donde el control no depende exclusivamente del barista. “Podemos esforzarnos en ser lo más consistentes posible en el proceso, pero aún así, los espressos que obtendremos pueden variar significativamente”, explica Cole.
Existen numerosos factores que afectan el sabor del espresso, tales como la temperatura, la humedad, la carga de trabajo y la limpieza de la máquina, entre otros. Estos elementos pueden llevar a resultados muy variados, incluso en manos de los mejores baristas. “A menos que utilicemos máquinas de última generación que respalden nuestros esfuerzos, es todo un reto ofrecer un espresso consistente”, añade.
No obstante, Cole menciona que si el barista cuenta con una máquina de espresso equipada con tecnología de perfiles de flujo, “podrá tener un mayor control sobre el espresso y el proceso de preparación en general”.
En comparación, la preparación del café de filtro, aunque también puede tener resultados inconsistentes, tiende a ser más indulgente como método de preparación. “El café de filtro es una bebida mucho menos concentrada, aproximadamente entre ocho y diez veces menos concentrada que un shot normal de espresso”, señala Cole. Esto implica que cualquier error en un espresso se magnifica debido a su alta concentración, mientras que en el café de filtro, estos errores pueden suavizarse un poco, haciendo el proceso más perdonable.
La conclusión y la diferencia entre estas dos bebidas es bastante clara: un americano se elabora añadiendo agua caliente a un espresso, diluyendo así la intensidad del café, mientras que un café filtrado se prepara utilizando un método completamente distinto. En este proceso, se vierte agua caliente sobre café molido, permitiendo que el líquido pase a través de un filtro y extraiga los sabores de manera más suave y controlada.
Sin embargo, es posible que algunas personas que no tienen mucha experiencia en el mundo del café puedan pensar que ambas bebidas son lo mismo. Si los clientes entran en tu tienda de café y muestran signos de confusión respecto a las diferencias entre un americano y un café filtrado, es una excelente oportunidad para educarlos.
Explícales los distintos métodos de preparación y cómo cada uno afecta el sabor y la intensidad del café. Este pequeño gesto no solo mejora su experiencia, sino que también podría ser su primer paso hacia el descubrimiento y apreciación del café de especialidad. Al proporcionar esta información, puedes ayudarles a entender mejor sus preferencias y a disfrutar más de su bebida.
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